Sumemos caricias, a los catetos
adyacentes, de nuestros cuerpos.
envueltos en llamas
Dividamos a lo lejos, la infinitud del universo, para
albergar en nuestros labios, geometrías
imaginarias, los números reales, de tu exquisita figura de
sirena, las curvilíneas melodías, de las almibaradas cayenas de tus besos...
Resté importancia, a la nefasta fiebre de las habladurías.
Sumemos lluvia de estrellas, a este apasionado aquelarre numérico, de nuestras
fantasías más psicodélicas
Bebamos el semicírculo,
de un corazón de dulce de leche, la celestial cosmogonía, de un huracán, de
soles nuevos, de curvas inexistentes, de perpendiculares lunas de fuego,
haciendo estallar, mis sueños...
«¿Sabes qué, amada mía?»
«¡Dejémonos, de medidas!"
«¡Amémonos hasta el más feroz desconcierto!»
“Hasta que el tibio brillo de la aurora, extinga las llamas
del cielo”...
“Ámame hasta el delirio”: aunque suene muy meloso,
tragicómico, romántico… y estrellémonos en la magia del galáctico perfume de
los números, esa crepuscular lagrimita azul, de nuestro onírico corazón
matemático.
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