Pútridos besos de rotos amores,
sangrando el veneno de cielos
ardientes, de lujurias y excesos,
mi corazón decadente
sangrando el veneno de cielos
ardientes, de lujurias y excesos,
mi corazón decadente
Mierda que flota en un charco sin
vida, en la monotonía de un
tobogán hacia la nada...
vida, en la monotonía de un
tobogán hacia la nada...
Corazón que supura canciones
de tinta, vomitando el perfume,
de mil estrellas extintas, cabalgaste
en pinceles de penes erectos, en
la llovizna del semen, hallaste el
placer, humanidad, la corrupta
agonía, marioneta torcida, sin alma
ni vida, descolorida caricia, la
puñalada que ayer, me apuñaló en las
costillas, sin demora y sin prisa,
se evaporó mi sonrisa, que supo
ser del lamento, la oscura luz del ayer...
de tinta, vomitando el perfume,
de mil estrellas extintas, cabalgaste
en pinceles de penes erectos, en
la llovizna del semen, hallaste el
placer, humanidad, la corrupta
agonía, marioneta torcida, sin alma
ni vida, descolorida caricia, la
puñalada que ayer, me apuñaló en las
costillas, sin demora y sin prisa,
se evaporó mi sonrisa, que supo
ser del lamento, la oscura luz del ayer...
Testigo soy, de la carroña y la ponzoña,
de la que beben los mortales,
de los que deguellan animales,
de los que ni adoran ni te nombran,
de los que viven en las sombras,
de la melodía indiferente, de
atropellados delincuentes, que
envenenados de violencia,
roban al ángel, su inocencia,
sois la cicuta mal habida, del
horror y destrucción, sois corrosión
y tortura, de la razón, sois
amargura, del dulce aleteo de la vida,
que crucificándola, la anidas, bajo tu
estela de prisión
de la que beben los mortales,
de los que deguellan animales,
de los que ni adoran ni te nombran,
de los que viven en las sombras,
de la melodía indiferente, de
atropellados delincuentes, que
envenenados de violencia,
roban al ángel, su inocencia,
sois la cicuta mal habida, del
horror y destrucción, sois corrosión
y tortura, de la razón, sois
amargura, del dulce aleteo de la vida,
que crucificándola, la anidas, bajo tu
estela de prisión
Y ayer vi morir una estrella, un
verano inolvidable, ha sepultado
su ilusión, en el cementerio de tus
noches ha olvidado su color, entre
el petróleo de los besos, que sucumbieron,
ya posesos, a la marchita penitencia,
de deshojadas inocencias, que vomitaron
su veneno, sobre las llagas del amor,
y la maldad que ya no cesa, con el
demonio se confiesa, mientras sus
lágrimas de fuego, queman al dios
de mi desvelo, enterrando boca abajo
al querubín de la ilusión, mientras tu
boca me confiesa, ¡ya le cortaron la
cabeza!, al ser humano que algún
día, soñó con ver la luz del sol
verano inolvidable, ha sepultado
su ilusión, en el cementerio de tus
noches ha olvidado su color, entre
el petróleo de los besos, que sucumbieron,
ya posesos, a la marchita penitencia,
de deshojadas inocencias, que vomitaron
su veneno, sobre las llagas del amor,
y la maldad que ya no cesa, con el
demonio se confiesa, mientras sus
lágrimas de fuego, queman al dios
de mi desvelo, enterrando boca abajo
al querubín de la ilusión, mientras tu
boca me confiesa, ¡ya le cortaron la
cabeza!, al ser humano que algún
día, soñó con ver la luz del sol
«¡Qué sanguinario verano!»,
a cántaros derramas, el rojo vivo del adiós,
que ya no quedan luceros, que no han sido cogidos por un divino violador,
mientras la sangre de tu historia, agoniza en mi memoria, por las venas de tus besos, se retuerce de dolor, dividiendo la baraja, que desnuda y cabizbaja, como fruto se desgaja, mientras se evapora su cordura, ¡humanidad tan puta y dura!,
sois la daga ensangrentada, del suicidio del amor.