domingo, 30 de julio de 2017


“EL HURACÁN DE VILLA FIORITO”

Arden las gargantas de alegría

¡Cuánta emoción!

¡Qué bizarría!

Sos un relámpago de sueños, lleno de goles y algarabía

Villa Fiorito, tu humilde cuna, parió un cometa multicolor,
alzando su  magia hacia las estrellas como un huracán de
gloria, con destino al sol, logrando incendiar las almas,
con tus variopintas piruetas, con la fuerza de un meteoro,
galopando en cada gambeta destino al gol, con  la luz de
un divino acróbata, eludiendo con gracia a su defensor…

¡Nuestro Diego! ¡Querido Diego!, sos la mítica leyenda de una
gran canción, surcando los aires, cual bello cometa, y un tifón de
estrellas, perfumando el corazón.

Debutaste en Argentinos, con las alas de un niño, de un rebelde niño,
el cual soñaba con pasión, dar la vuelta al mundo y convertir a la
Argentina, en semillero de marcianos junto a la mística del gol, y
volaste alto, gambeteando estrellas, barreras infranqueables que te
colmaron de dolor, y de esa gran pelota, hiciste tu credo y tu bandera,
ojalá mi Dios pudiera, tararearte una canción, y que la vida misma, en
dulce beso, la primavera, levantar pudiera, un planeta solo para vos,
y la voz de un ángel y su lluviecita compañera, alcen vuelo hasta el
Paraíso, de una canchita, allí en Plutón, Diego querido, sos un prístino destello de una moderna melodía que de alegría y puro gozo, me ha hecho estallar el corazón

¡Incendia el poema de una pelota en el arco!

¡Desvirga el aroma del hechizo de un gol!

Y las lágrimas duermen junto a epifanías de plata,
junto al onírico paisaje del rocío de una flor, y el
trofeo ya en tus manos, centellea como un sol,
como un universo de emociones, bajo los dulces tallos del amor

¡Vuela muy alto, querido Diego!, y baila un cuarteto sabrosón,

Despliega tus alas cual ave fénix, como un cometa de excelencia,
                        pincelando cual Picasso, con fantasías y sombreritos, una pelota celeste y
                        blanca, por corazón.
                       
                        Lloran mis ojos bailando en la aurora, en diluvios de magia, talento y
                                                           pasión
                        Y su brillo se esfuma despacito, de un onírico sol rayito a rayito,
están lloviendo meteoritos mis ojos grises y hay peligro inminente de una explosión, vuela cual paloma, ¡Diego querido, Dieguito!, huracán de Villa Fiorito, y arranca con tu pegada de febril pasión endiablada, el agónico grito de las gargantas, como dios en Tierra Santa, de la hinchada ilusionada, que tenés tatuada en el corazón.
                       




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